(p) y (c) Música Sin Fin, 1995
Quieras o no quieras recordar
algo de aquellos días de asueto,
cuando el tiempo era más ancho
y aún quedaba primavera,
cuando quise regalarte unos zapatos.
Aún oigo la luz de la farola
que alumbraba el patio de tu casa,
donde un día de noviembre
te conté que te quería,
ahora el P.S.O.E. tiena alli unas oficinas.
Que hay de aquel amor
que nos señaló
ya no queda ni la sombra.
Que será de tí,
donde fuiste a dar,
aún te queda alguna peca.
Creo que aún te gusta navegar
con tu barca de papel ALBAL
y aunque fuiste soñadora,
ahora te has hecho señora
de un pirata que te tiene prisionera.
Al colegio te iba yo a buscar,
con el corazón en un pañuelo
y de aquellos años verdes solo queda
un leve aroma de una carta
y un helado de vainilla.
Que hay de aquel amor
que nos señaló,
ya no queda ni la sombra.
Que será de tí,
donde fuiste a dar,
aún te queda alguna peca.
Gran Vía
Camino por la Quinta Avenida
Callao, José Antonio y vuelta al revés
el tiempo presta frío y vacío
la gente siempre tiende a prever.
Tabaco siempre e la Telefónica,
cansado pero todo va bien,
metido siempre en medio del lío,
sin darme cuenta estoy otra vez.
La piedra cubre todo el vacío,
el orden nada tiene que ver,
los bancos guardan todo el dinero,
la noche acuna todo el poder.
Putitas entre los callejones,
las tiendas abren, cierran también,
de pronto llega la policía
y todo el mundo tiende a temer.
La gente calienta su monedero,
la Gran Vía nada tiene que ver,
semáforos, luces multicolores,
anuncios que piden ven a beber.
Hay vida siempre entre los rincones,
política dura para comer,
zapatos, faldas y pantalones,
el metro siempre tiembla a tus pies.
Pero ante todo habrá que volver,
el tiempo apremia empieza a llover,
de vida a vida pasando la bola,
la Gran Vía nunca puede ceder.
Si es por ti
yo daría mi vida,
perdería la razón,
no esperaba tan pronto que dijeras adiós,
María de los Desamparados como tú y como yo,
una flor tan hermosa, una bella canción.
Hace mas de un año que no sé nada de tu vida,
sé que tarde o temprano volverás.
María
caminar por las olas de la mano del sol,
te compré sólo flores, sólo ha sido un error.
María
con tu falda de estrellas me dijiste adiós
una tarde de mayo entre la una y las dos.
Malos días se llevaron mi muñeca en un capazo.
alguien me robó lo que yo más quería.
Ay, cuan fermosa viene Doña Elvira
por la plaza,
que talle, que donaire, que alto cuello de garza,
que cabellos, que boquilla, que color, que buena danza.
Pero, tal lugar non era para fablar en amores;
a mí, luego, me vinieron muchos miedos e temblores.
Los mis pies e las mis manos non eran de si señores;
perdí seso, perdí fuerza mudaronse mis colores.
Fa fablar con mujer en plaza es cosa muy descobierta
porque, a veces, mal atado está el perro trás la puerta.
La buhona con harnero va tañendo cascabeles
y menando de sus joyas sortijas con alheleles.
Abaxe más la palabra, dixel quen juego fablaba
porque tot aquella gente de la plaza nos miraba.
Comenzé a decir mi quexa del amor que me afincaba.
Con la gran pena que paso vengo vos decir mi quexa;
vuestro amor e deseo que me afinca, que me aquexa.
Non me tira, non me parte, non me suelta, non me dexa.
Gorilas de maíz
Dame.
Dame un poco de comunicación,
y si puedes un bocadillo,
sinceramente creo
que tú y yo
hubiéramos dado con el techo.
Solamente te echo de menos
por todo lo demás
y ya sabes
cuando el sol se ponga
te llamaré si me acuerdo
y si quiero.
Te quiero sólo un poco más
de lo normal e inaccesible
gata, gata, gata,
olé con tu pedal
nunca ni bien ni mal
vaya pedazo de luz
hasta siempre gorilas de maíz.
Vago, la luna me dice
vago, y el sol
no me dice nada
sin pensar estoy en un sueño
de mil kilos de plata fina
confiado en el amor
esperando un beso de un ángel.
Nunca te dije que pasaba de ti
que de lejos veía tu figura caer
que la tarde se hundía entre baños de miel
que tu hermana era mi amor.
Nada te daba igual
era como hablar a la pared
discusiones, caras largas y además todas de pie
y entre zumos de limones y domingos de retén,
yo me quedaba hecho unos zorros.
Cuando tu cuerpo se tumbó en la playa en 1980
yo estaba perdido en una guerra vacía
esperando la primavera.
Nada, ya no escribo nada porque no se me ocurre nada,
con el tiempo tú te has hecho tu casita de cabello de ángel
de tu hermana no sé nada más que un día me dejó plantado
en mitad de un estribillo.
Quedan atrás días alegres, viejos bares, tu buhardilla,
mi seiscientos, un paraguas y una rana,
un teléfono sin número, una almohada abandonada
un «se vende» en la ventana.
La
oración y el té
Podría estar ahora entre mares de plata, Recoletos Donde una amapola blanca revienta Tú, desesperada en el barro Esta listo cuando soñaba La Lluvia Sólo una Canción Eucaliptus Blues
entre baños de vapor y fantasía,
apurando a ciertas horas del día
una oración y un té en alguna casa.
Sintiendo que el verano se deshace
sin pereza ni compasión,
antes, más bien, con la razón
que con la sabiduría.
Vamos a ver que sucede,
no se que puede ser no dices nada.
De que me sirve a mí sentirme mal,
si tu no estás ahora.
Ha venido un angel de vez en cuando
me ha llevado hasta la estación
donde sala el tren a ninguna parte
y también algun avión.
No se que esperas de la vida
cuando mañana nos crucemos,
solo un segundo en el aire,
una mirada con algo de eterno.
Vamos a ver que sucede,
no se que puede ser,
no dices nada.
De que me sirve a mí sentirme mal,
si tu no estás ahora.
Voy andando solo por la Castellana,
en busca de algún sueño, qué cansado a casa
Los árboles me cierran el paso en el bulevar
y allá en el horizonte aún no alcanzo a ver
mi cansada casa, dormida entera.
Vengo de Corazón de María,
de casa de una azafata
que está siempre como una moto
canaria ella, muy guapa.
Vengo sin darme cuenta
de todo lo que llevo andado
y voy por la Castellana
el campo vacío camino de casa.
Voy andando solo por la Castellana
en busca de algún sueño, que cansado a casa.
Gracias a los dos zapatos
por haberme ayudado
no he llegado a casa, vaya
pero no estoy cansado.
Por el paseo marítimo,
de noche y de vacaciones
alubias y contracciones
y algún amigo legítimo.
Los árboles me cierran el paso en el bulevar
y allá en el horizonte aún no alcanzo a ver
mi cansada casa, dormida entera.
de una ciudad de ladrillos grises,
estudiante feroz, rebelde con causa.
Mal amigo te hizo pensar
en aquellos días en la sierra,
cuando la nieve seducía tu mente
por la nariz, como una poetisa de nochebuena
te desvaneces en un brazo marino de sirena,
de gaviota imposible.
Casi una novela de veneno de un mundo verde
de hierba no,
donde una amapola blanca revienta,
con una ciudad dormida,
que soñaba con una ciudad lejana
de rascacielos imparables.
Como una seda de brillantes
sólo había una mujer
en la escalera de un portal oscuro;
que mientras regaban las calles
estuvo bailando en un paraíso de luces,
tomando una copa verde
de raso en lo mejor de la ciudad.
Escondida entre sus piernas
volaba por el espacio,
por volver cinco segundos
a una cueva redonda llena de humo.
No sabía como esperarte
cuando estabas a punto de llegar,
jugaba a pasearme por un pasillo
perdido de miradas.
Como una seda de brillantes
sólo había una mujer
en la escalera de un portal oscuro.
La lluvia me gusta
cuando me besas en silencio,
y tú me abrazas,
y me das todo,
sin medir el tiempo,
tu carño genera poder,
sonreir sin miedo,
porque es verdad,
el sol nos da gracias,
y sin saber,
nos damos la mano,
un deseo, bien,
por qué no volvemos a ser así,
que nos ha separado al final,
tal vez fuera mejor
pero ahora no sé qué es de mí,
cuando busco
entre la noche, solo em Madrid,
cuando te busco entre la noche solo en Madrid,
como siempre, te espero, sí a ti sólo a tí,
como siempre.
Cuando no quería saber nada del mundo
las montañas parecían mi planeta
y entre las últimas horas
de un sueño de agosto
andan buscando una paz de juguete
a saltos por los charcos
de una ciudad que ni existe en los sueños.
Cuando todo estaba bien
que pequeña se hacía la amistad
caminaba por los tragos de una cerveza
que mantenía una pasión encerrada
en un apartamento de paso.
Es imposible sentir una mano,
con ese espíritu dormido
y en un banco
cualquier tarde de nada
me pregunto un segundo,
un beso de tus manos,
sólo una canción.
Cualquier día
monólogo transparente
limpiaparabrisas en la almohada
cadenas en la rueda de los sueños
contra nieve y hielo.
Besos en la playa negra
estrellas en la cama
sin temor, sin darme cuenta
abrazado a ti en un instante.
Sin embargo
mientras llovía
recordé lo bueno de mi vida
y tú, mientras tú,
eres un sueño.
Paseando por la calle mojada
tú, eres un sueño
y tu voz es otro sueño.
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